Menos es más. Si querés una piel más luminosa y sana, no necesitás 10 pasos: con protección solar, hidratación y limpieza adecuada ya cubrís el 80% del resultado. Acá va cómo hacerlo bien, sin vueltas.
- Usá siempre protector solar
El sol es el principal factor de envejecimiento prematuro (arrugas, manchas) y también puede causar daño serio en la piel.
Cómo hacerlo bien:
- Elegí FPS 50 de amplio espectro (UVA/UVB).
- Cantidad: la “regla de los dos dedos” para rostro y cuello.
- Cuándo: todas las mañanas, último paso de la rutina.
- Reaplicá cada 2–3 horas si estás al aire libre o transpirás.
- Makeup: va arriba del protector; si necesitás retocar, usá bruma o polvo con FPS.
Tip extra: días nublados también cuentan; la radiación atraviesa las nubes.
- Hidratación diaria (aunque tengas piel grasa)
Hidratar no es “engrasar”: es sellar agua en la piel para que la barrera se mantenga fuerte.
Qué buscar en la etiqueta:
- Ácido hialurónico y glicerina (atraen agua).
- Ceramidas y niacinamida (fortalecen y calman).
- Piel grasa: texturas gel/fluido; piel seca: cremas más ricas.
Orden simple: suero (si usás) → crema hidratante → FPS (de día).
- Limpieza adecuada (sin barrer la piel)
La suciedad, el sudor y el maquillaje bloquean poros y opacan. Pero sobrelimpiar también daña.
Rutina fácil:
- Mañana: limpiador suave o solo agua si tu piel lo tolera.
- Noche: una limpieza completa; si usás maquillaje o pantalla solar resistente, hacé doble limpieza (aceite/bálsamo + gel).
- Agua tibia, secá a toques, toalla limpia (ideal, de uso facial exclusivo).
- Exfoliación